viernes, 20 de mayo de 2011

curiosidad

Simón José Antonio de la  Santicima trinidad Bolívar Palacios
Fue doctor en derechos no con honor y causa

miércoles, 11 de mayo de 2011

Jose Leonardo Chirinos

 

José Leonardo Chirino (Curimagua, Falcón, 25 de abril de 1754 - Caracas, 10 de diciembre de 1796) fue un zambo revolucionario venezolano. Lideró una fallida insurrección en busca del establecimiento de la República en el país y la eliminación de la esclavitud. Aunque fue un hecho de carácter local, un levantamiento que obedeció a una situación específica, propia de las condiciones sociales generadas por la esclavitud, tuvo inspiración en las insurrecciones que tenían lugar en Santo Domingo y también en la Revolución francesa. El movimiento no se propagó más allá de una parte del occidente del país, pero logró provocar una seria alteración del orden colonial en Venezuela.[1]

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[editar] Biografía


Busto de José Leonardo Chirino en Caujarao, Estado Falcón.
José Leonardo Chirino fue hijo único de una indígena libre y de un negro esclavo perteneciente a una familia criolla; es entonces, un zambo libre. Jornalero, cultiva la tierra en una hacienda propiedad de José Tellería. Se casó con una esclava llamada María de los Dolores con quien tuvo 3 hijos: María Bibiana, Rafael María y José Hilario. José Tellería, solía realizar viajes de negocios a las Antillas, y en más de una ocasión el zambo se embarca como acompañante. Parece que es en la isla de Santo Domingo, en territorio del actual Haití, donde el zambo establece un más intenso contacto con las ideas y la práctica revolucionaria que tuvieron su epicentro en Francia; la noticia del momento son los levantamientos de esclavos y las tendencias republicanas que pugnan por imponerse.
José Tellería se entera de tales convulsiones y la cuestión le preocupa; Chirino también está al tanto, pero esto, en lugar de preocuparlo, lo estimula: eso de libertad e igualdad tenía que estimular a alguien que jamás ha visto un movimiento similar en tierra firme.[1] Asimismo, estableció contacto con el proceso que se vivía en Haití donde los negros esclavos se habían levantado contra los blancos y estaban luchando con éxito para obtener su libertad. De regreso a Venezuela se incorporó a un grupo de conjurados que se reunían en el trapiche de la hacienda Macanillas (Curimagua, Edo. Falcón), entre los que se encontraba José Caridad González, un negro congolés muy informado de las ideas de la Revolución francesa.[2]
Todo esto le sirvió a Chirino para encabezar el 10 de mayo de 1795 un movimiento armado desde la mencionada hacienda. Tras el fracaso de esta insurrección, Chirino fue perseguido y hecho preso por traición de un amigo en agosto del mismo año, la Real Audiencia lo condenó a la horca el 10 de diciembre de 1796.

[editar] La insurrección

[editar] Antecedentes

Distintas causas dieron origen a este movimiento. La variable condición en que se encontraban los negros, que eran unos libres y otros esclavos; la de los indios, que eran respecto a los tributos, unos exentos y otros demorados (la demora era la obligacion de trabajar en las minas 8 meses al año)). En el trato de los unos con los otros, tanto los negros esclavos como los indios demorados, se daban cuenta de lo injusto de su situación. Así estaban las cosas cuando circuló el rumor de que el Rey de España había acordado la libertad de los esclavos; se decía que la cédula que esto ordenaba habría llegado a Venezuela, pero las autoridades coloniales y especialmente el Cabildo de Caracas se oponían a darle cumplimiento, por ser atentatoria a los derechos de los propietarios.[3] Este rumor fue dispersado desde 1770 por un africano conocido como Cocofio. Después de su muerte en 1792, esta constante insistencia sobre la libertad de los esclavizados fue retomada y reactivada por los cimarrones africanos procedentes de las colonias holandesas, francesas e inglesas. Varios centenares de estos cimarrones que se fugaron de las colonias extranjeras se refugiaron en la región de Coro, donde existían diferentes vías que abrían el paso a los esclavizados africanos insulares que se liberaron.[4]
La idea de implantar lo que entonces era conocido como "La Ley de los Franceses", que no es otra cosa que la República, el legado fundamental de la Revolución francesa, va ganando adeptos entre los negros esclavos y libres, zambos, indios y mestizos. Pero el detonante decisivo de las convulsiones de 1795 es de orden más pragmático, más doméstico. Por esos días ejerce funciones de recaudador de rentas Juan Manuel Iturbe a quien suele pasársele la mano a la hora del rigor y los castigos, y es contra esa situación en particular, que humilla y enardece a los labradores, que Chirino se levanta en armas. La otra figura descollante de la rebelión es el negro José Caridad González, un hombre culto y defensor de los derechos de los esclavos, que alguna vez ganó un litigio a favor de los suyos, y esto lo ha convertido en una especie de adalid ilustrado.[1]

[editar] Estalla la insurrección

El 10 de mayo de 1795 el movimiento se gesta y comienza a expandirse en la mencionada hacienda de Macanillas, cerca de Curimagua; los alzados buscan tomar algunas propiedades de la zona, con la idea de incorporar hombres a la revuelta antes de llegar a Coro, como lo hacen en efecto bajo el mando de un Juan Cristóbal Acosta, pues Chirino se queda para organizar otro grupo.
Los insurgentes proclamaron abiertamente sus objetivos:
  • La aplicación de la “Ley Francesa”, significando el establecimiento de una república democratica;
  • La libertad de los africanos esclavizados y la abolición de la esclavitud;
  • La supresión de tributos pagados por los indígenas (demora) y los impuestos como la “alcabala”;
  • La eliminación de la aristocracia blanca.[4]
El dominio ejercido por la sociedad criolla en las regiones tomadas por los alzados entra en crisis; en las haciendas que caen en poder de estos se impone la supresión de la esclavitud, la eliminación de los privilegios y de los impuestos de alcabala.
La idea inicial de llegar a Coro sufre un primer contratiempo luego de los éxitos iniciales, ya que los alzados deciden permanecer en las zonas tomadas. En el entretiempo, la sociedad criolla tiene oportunidad de organizarse y de conseguir refuerzos, enteradas las autoridades de que las armas que en el llano, al sur de Coro, tomaron posiciones; llevaban, además de otras armas de fuego, 2 cañones pedreros. Cuando los negros acometieron desordenadamente, sus columnas fueron destrozadas. En la corta refriega murieron 25 negros y quedaron 24 heridos.[3]

[editar] Consecuencias

Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las clases humildes. Aunque fracasó, no fue estéril, porque a la postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano.[5] Además esta insurrección es considerada como el primer movimiento preindependentista de Venezuela, que abrió el paso para los movimientos de José María España y Manuel Gual, Francisco de Miranda y hasta para el de Simón Bolívar.además que fue encarcelado y maltratado hasta ser condenado a pena de muerte.

[editar] Ejecución de Chirino

José Leonardo Chirino quien no llegó a tiempo para participar en el combate, al saber la derrota se internó en la serranía, trata de reorganizarse. Escribe al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y prometiéndoles que no pagarían demora, esto es, un tributo especial de los indígenas y que ahora se les cobraba en dinero efectivo. Pero, tres meses después la traición de un antiguo compañero facilita su captura y traslado hacia Caracas, donde la Real Audiencia lo condena a muerte por delito de subversión. Se le condena "a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fije en la inmediación de la aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los propios términos en la altura de la sierra."[6]
Su hija Viviana fue vendida por 200 pesos y a sus dos hijos los vendieron por 120 y 150 pesos respectivamente. Y como última medida se incluye en el escudo de la ciudad de Coro las tres cabezas degolladas y sangrantes de José Leonardo y sus lugartenientes, como pública advertencia a quienes tuvieran pensado levantarse contra Dios y el Rey.[7]
La condena es realizada conforme a la tradición colonial y en concordancia con los agravios infligidos por el alzado a los sectores dominantes. El 10 de diciembre de 1796, Chirino es inmolado en la horca, en plaza pública y su cuerpo fue descuartizado y colocadas sus partes en distintos lugares.

[editar] Conmemoración

El movimiento encabezado por Chirino y José Caridad González, fue una insurrección que impactó política, social y económicamente a la sociedad colonial venezolana. Con el objeto de cumplirse en 1995, 200 años de la rebelión liderada por Chirino, el Ejecutivo Nacional, el Congreso de la República y diversas instituciones culturales del país, acordaron homenajear al luchador social. Entre los actos conmemorativos, se develó una placa en el Panteón Nacional, el 10 de mayo de 1995, con lo cual quedó reconocida oficialmente su presencia al lado de los otros próceres venezolanos

Josè Antonio Paez

José Antonio Páez Herrera
José Antonio Páez Herrera
4º, 9º y 19º Presidente de Venezuela
Nacimiento 13 de junio, 1790
Curpa, estado Portuguesa
Muerte 7 de mayo de 1873
Nueva York, EE.UU.
Profesión Militar, político
José Antonio Páez Herrera fue un militar y político venezolano nacido en Curpa, estado Portuguesa, el 13 de junio 1790, y fallecido en Nueva York el 7 de mayo de 1873). Fue uno de los próceres más destacados de la Guerra de Independencia, presidente de Venezuela en tres ocasiones y uno de los principales representantes del caudillismo americano. Fue padre del pintor Ramón Páez y tío del también pintor Carmelo Fernández Páez y popularmente se le conoce como "El Centauro de los llanos", "El León de Payara", "El Catire" y "El Taita",

En la guerra de independencia se destacó en numerosas batallas por su liderazgo y astucia, entre ellas la Batalla de Mata de la Miel (febrero, 1816), la Las Queseras del Medio (abril, 1819), y la batalla de Carabobo (junio, 1821).
En 1826 encabezó el movimiento de la Cosiata, rebelión en contra del ejecutivo de la Gran Colombia y que culminó con su separación en naciones independientes. Debido a que este movimiento fue fundamental en el fracaso de la Gran Colombia, el legado militar de Páez ha sido obscurecido por lo que algunos consideran traición contra el proyecto de gran nación sudamericana de Simón Bolívar.

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[editar] Sus inicios

Según su autobiografía, Páez nació "en una modesta casita, a orillas del riachuelo Curpa cerca del pueblo de Acarigua, cantón de Araure, provincia de Barinas, Venezuela. En la iglesia parroquial de aquel pueblo recibí las aguas del bautismo. Juan Victorio Páez y María Violante Herrera fueron mis padres, habiéndome tocado ser el penúltimo de sus hijos, y el solo que sobrevive de los ocho hermanos que éramos. Nuestra fortuna era escasísima. Mi padre servía de empleado al gobierno colonial, en el ramo del estanco de tabaco, y establecido entonces en Guanare, de la misma provincia, residía allí para el desempeño de sus deberes, lejos con frecuencia de mi excelente madre, que por diversos motivos jamás tuvo con sus hijos residencia fija"
Estudió primeras letras en la escuela de una maestra llamada Gregoria Díaz, en Guama, estado Portuguesa, y durante su adolescencia se dedicó a actividades comerciales menores. En el curso de ellas dio muerte a uno de cuatro asaltantes que lo atacaron en el bosque de Mayurupí en 1807, por lo que se refugió en los llanos de Apure, donde se empleó como peón en el hato La Calzada, propiedad de Manuel Antonio Pulido. En 1809 contrajo matrimonio con Dominga Ortiz en Canaguá, actual Libertad, estado Mérida.
Entre 1810 y 1813 perteneció al escuadrón de caballería organizado por el mismo Pulido para pelear contra el gobierno español. Después trabajó brevemente para el gobernador realista de Barinas, Antonio Tíscar, y tras rechazar un ascenso a Capitán, regresó a las fuerzas republicanas de Pulido. Con ellas avanzó a la ciudad de Barinas, la cual había sido evacuada como consecuencia de la Campaña Admirable de Simón Bolívar y allí Páez recibió la orden de atacar Canaguá, la cual estaba ocupada por el comandante español Miguel Marcelino y unos 400 soldados de caballería. Páez venció a Marcelino el 27 de noviembre en las Matas Guerrereñas y por esta acción, Páez ascendió a capitán.
De regreso a Barinas, Páez fue apresado por los españoles, pero escapó poco tiempo después y se unió a las fuerzas del coronel Ramón García de Sena en enero de 1814, quien protegía Barinas del asedio del realista Antonio Puy. La defensa seria infructuosa, y tras ser obligados a retirarse, Páez marchó con García de Sena hacia Mérida donde permaneció hasta fines de septiembre de 1814.
En Mérida quedó al mando de un piquete de la caballería que había pertenecido a García de Sena, con la que se incorporó brevemente a la columna del general Rafael Urdaneta cuando este se retiró a la Nueva Granada (Colombia) desde Barquisimeto. Después se dirigió a los llanos de Casanare y en Poré incorporó sus fuerzas al regimiento de caballería del comandante Francisco Olmedilla. Con este ejército cooperó en la toma de Guasdualito el 29 de enero de 1815.
El siguiente 31 de octubre, ya al mando de un escuadrón de caballería, Páez venció al coronel Sebastián de la Calzada en la batalla del Banco de Chire y el 16 de febrero de 1816 al coronel Francisco López en el combate de Mata de la Miel. Tras este triunfo, el gobierno de Nueva Granada lo ascendió a teniente coronel.

[editar] Líder de los Llanos

Páez por Robert Ker Porter, 1837
Luego de su ascenso Páez asistió a una junta de oficiales colombianos y venezolanos en la villa de Arauca (Colombia), donde se pretendía formar un gobierno provisorio llamado el Gobierno de Guasdualito. En esta junta, se eligió como Presidente del gobierno al ex gobernador de Pamplona, teniente coronel Fernando Serrano, a Francisco Javier Yanes como ministro secretario y a los generales Rafael Urdaneta y Manuel Serviez como consejeros de Estado. Como comandante general del Ejército se eligió al coronel Francisco de Paula Santander. Páez no gustó de estas elecciones y tan pronto regresó a Venezuela, se reunió en una junta con los coroneles Juan Antonio Paredes y Fernando Figueredo; los tenientes coroneles José María Carreño, Miguel Antonio Vásquez, Domingo Meza y el sargento mayor Francisco Conde que culminó con su elección como líder republicano de la guerra en los llanos y su ascenso a general de brigada.
Tras este acontecimiento, que convirtió a Páez en protagonista de la Guerra de Independencia, participó en numerosos enfrentamientos en los que debilitó el poder español en los llanos incluyendo el Yagual el 8 de octubre de 1816. Igualmente lo ligó a Simón Bolívar, con quien se reunió el 30 de enero de 1818 en el hato Cañafístola para coordinar sus esfuerzos contra el ejército del general español Pablo Morillo.
El siguiente 6 de febrero, el Ejército Libertador cruzó el río Apure por el paso del Diamante en naves realistas capturadas en la Toma de las Flecheras, operación planeada por Páez y llevada a cabo por los tenientes coroneles José de la Cruz Paredes y Francisco Aramendi. El 12 del mismo mes, participó en la batalla de Calabozo, en la cual Bolívar derrotó a Pablo Morillo.
De seguida actuó en la persecución de los realistas y combatió en la Uriosa el 15 de febrero y en El Sombrero al día siguiente. El 22 fue nombrado gobernador de Barinas con la misión de liberar a San Fernando de Apure, la cual ejecutó el 8 de marzo. El 26 participó en la batalla de Ortiz y el 2 de mayo libró la de Cojedes contra el mariscal de campo Miguel de la Torre.
El 20 de enero de 1819, fue ascendido a general de división en San Juan de Payara, y hasta abril llevó a cabo la campaña de Apure contra fuerzas realistas en la zona.
Después de todas estas acciones, el genio militar de Páez alcanzó dimensiones legendarias en la Batalla de Las Queseras del Medio del 2 de abril 1819. En esta batalla, Páez venció al teniente coronel Narciso López utilizando una táctica conocida históricamente como de “volver caras”. Estrategia que resultó tan exitosa que luego de la batalla, Bolívar quien había visto la acción desde el otro lado del río, le otorgó la "Cruz de los Libertadores" a Páez y a todos los llaneros que participaron en la acción.

[editar] Las Queseras del Medio

Artículo principal: Batalla de Las Queseras del Medio
Páez. Anónimo, ca. 1850
Esta acción, quizás la más famosa de Páez antes de la Batalla de Carabobo, es uno de los mejores ejemplos de la astucia innata de Páez como militar. En abril de 1819 Bolívar llegó al sur de los llanos de Apure y se encontró con la división de caballería del General Páez a orillas del río Arauca, sumando unos 3.000 combatientes entre ambos. Del otro lado del río se encontraba el ejército de 6000 hombres del general español Pablo Morillo sobre las Queseras del Medio, a menos de dos kilómetros de la orilla.
Acompañado de 153 llaneros a caballo, Páez cruzó el río a nado unos tres kilómetros más arriba del campamento de Morillo. Al alcanzar la seguridad de una escarpada, organizó a sus hombres en seis o siete pelotones y los dirigió hacia el enemigo. Al ver a Páez, Morillo atacó con una caballería de 800 lanceros y 200 carabineros manteniendo a la infantería y la artillería en el centro.
En vez de chocar con Morillo, Páez ordenó la retirada hacia las unidades de infantería de Bolívar, dividiendo a la caballería realista en dos unidades que intentaron rodearlo por los flancos. Al tanto, Páez ordenó a uno de sus pelotones que atacara el centro de las fuerzas reales con el propósito de forzar a las dos columnas de caballería realista a defenderla. En el último momento Páez se retiró para evitar verse rodeado y las columnas de caballería española cayeron sobre sus propios carabineros creándose una situación de desconcierto entre los realistas.
Fue en ese momento, con la caballería española todavía convergiendo y tratando de perseguir a Páez, que el venezolano dio la famosa orden de “Volver Caras” (algunos historiadores creen que el llamado fue el menos cándido ¡Vuelvan Carajo!, si es que en realidad hizo el llamado del todo) con el que ordenó a sus llaneros a caer sobre el confundido enemigo. El inesperado contraataque hizo huir a la caballería española la cual sufrió 400 bajas, mientras que Páez tan sólo perdió 8 llaneros entre muertos y heridos.

[editar] Batalla de Carabobo

Artículo principal: Batalla de Carabobo A finales de 1820, los independentistas firmaron con el comandante de las tropas españolas un armisticio y una suspensión temporal de las hostilidades. Sin embargo el desarrollo de los eventos (cambios en la provincia de Maracaibo) hacía difícil el mantenimiento de este armisticio, por lo que en consecuencia se decidió fijar su suspensión para el 28 de abril de 1821.
A finales de abril los cinco mayores cuerpos de combate del ejército republicano empezaron a movilizarse hacia el centro del país. Algunos con el propósito de acopiarse en una sola mayor unidad de combate, y otros con la intención de colocarse estratégicamente para prevenir que unidades realistas lejos del centro del país pudieran reforzar el ejército español acampado en la región central.
Para principios de junio de 1821 el ejército republicano de 6.500 combatientes estaba organizado en tres divisiones. La 1ra división, compuesta por 2.500 hombres bajo el comando de Páez, estaba formada por dos batallones: Bravos de Apure, y Cazadores Británicos, y siete regimientos de caballería.
El 20 de junio las tres divisiones republicanas convergen desde distintas direcciones en las cercanías al oeste de la sabana de Carabobo. Con el ejército realista bien atrincherado por los flancos del centro y del sur, en la mañana del 21 de junio a Páez se le da el comando de un regimiento adicional de caballería, y se le ordena que lo lleve junto con la 1ra división bajo su mando desde su posición al oeste de los realistas hacia las colinas al norte de la sabana para desde allí bajar a enfrentar a los españoles; mientras, la 2da división seguiría detrás de la retaguardia de Páez y la 3ra se quedaría en el centro en posición defensiva esperando el momento más adecuado para avanzar.
Al ver las fuerzas de Páez marchando en la distancia, el comandante a cargo de las fuerzas españolas, Miguel de la Torre, ordena a uno de sus batallones de elite, el Burgos, que refuerce y defienda el flaco norte. Recién al cruzar un riachuelo, el Bravos de Apure establece contacto con el Burgos y así da comienzo ese día el enfrentamiento entre los dos bandos. Inicialmente las fuerzas españolas arremeten con tal furia que los Bravos de Apure se ven obligados a replegarse en dos ocasiones para evitar ser aniquilados. Páez resuelve enviar a los Cazadores Británicos a ayudar al Bravos y juntos logran hacer retroceder a los españoles, quienes ahora están siendo reforzados por dos batallones adicionales. De la Torre envía más refuerzos al ver que el combate se intensifica en el norte. Sin embargo éste es el momento en que Páez envía su caballería al norte de las fuerzas que combaten, para que las desborde y caiga en la llanura desde atrás de las tropas realistas. Se empieza ahora a hacer evidente que la batalla se está inclinando en contra de los españoles, quienes recurren a enviar más refuerzos, los cuales reaccionan de manera desordenada, lo que ayuda a sembrar más aún el caos en sus filas. Mientras los hombres de Páez ahora ganan terreno y arremeten contra los realistas desde distintas direcciones, algunos de los batallones españoles que han sido ordenados ir a reforzar en el combate, al ver desde la distancia como sus compañeros caen, deciden desobedecer las órdenes y empiezan a retirarse buscando evitar el combate. Una vez es evidente que los republicanos están venciendo, la 2da y 3ra división se mueven hacia delante para enfrentar al enemigo, sin embargo el trabajo necesario para asegurar la victoria ya ha sido hecho por Páez y los hombres bajo su mando.
En la Batalla de Carabobo se selló el destino del ejército español en Venezuela. Páez mandaba la primera división, la que, seguida de la segunda al mando del general Manuel Cedeño, tuvo a su cargo la acción principal. Bolívar promovió a Páez a General en Jefe del ejército republicano en el propio terreno una vez finalizada la lucha.
En esta batalla los españoles perdieron el 65% de su tropa; los sobrevivientes se refugiaron en el castillo de Puerto Cabello, el cual fue el último reducto de los españoles en territorio y venezolano hasta que fueron expulsados de allí por Páez en 1823.

[editar] La Cosiata

Artículo principal: La Cosiata A comienzos de agosto de ese año, Bolívar partió para Bogotá y dejó a Páez de comandante general de uno de los distritos militares en que había sido dividida Venezuela: el formado por las provincias de Caracas, Barinas, Barquisimeto y Apure.
El plan de Bolívar era unir las provincias liberadas de España en un sólo estado: La Gran Colombia, que estaba conformada por los actuales territorios de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Cuando la guerra contra España finalizó, los federalismos y regionalismos comenzaron a resurgir.
Mientras Bolívar estaba enfrascado en las campañas militares en el Perú, le era imposible llevar a cabo sus funciones y deberes como Presidente de la Gran Colombia. Como resultado, el centro del poder ejecutivo estaba en Bogotá bajo el liderazgo del Vicepresidente Francisco de Paula Santander, desde Nueva Granada (hoy en día Colombia y Panamá). Mientras para algunos líderes la Gran Colombia era sólo una necesidad militar, para otros era una entidad administrativa real. Así, la confusión creció entre el gobierno central en Bogotá y las provincias y municipalidades. Esto incomodó a Páez y a otros políticos venezolanos. Páez, entonces en 1826, llegó a ser la cabeza de un movimiento que fue conocido como "La Cosiata".
La Cosiata comienza en abril de 1826 como un movimiento semi espontáneo (las interpretaciones históricas difieren al respecto) de políticos y personalidades locales que apoyaban a Páez contra una decisión del Congreso en Santa Fe de Bogotá. Había presión para que Páez fuese removido de su cargo de venezolanos, quienes lo acusaban de abusar de su autoridad en relación a la implementación de órdenes provenientes de Bogotá -órdenes con las que Páez presuntamente no estaba de acuerdo-: el reclutamiento forzado de hombres para el ejército.
El Congreso en Bogotá, incluyendo a varios de los congresistas venezolanos, recibió las quejas provenientes de Venezuela, que alegaban que Páez no había entendido apropiadamente el alcance de sus órdenes y que se había excedido en su ejecución. El Congreso decidió que tenía la potestad para juzgar a Páez y le ordenó acudir a Bogotá para su juicio. Inicialmente Páez estaba dispuesto a ir. Sin embargo, irónicamente algunas de las personalidades venezolanas que estaban originalmente descontentas con Páez por ejecutar las órdenes de Santander, ahora se sentían insultados por el hecho de que su líder tuviese que ir a Bogotá a ser juzgado. Después de unos pocos días de incertidumbre y tensión en las calles, la municipalidad de Valencia rompió con Bogotá se sometió a Páez como comandante militar. En los siguientes días más municipalidades harían lo propio, incluyendo Caracas, que había la primera en acusar a Páez. Otras municipalidades y oficiales locales no se unieron a este cambio de opinión.
En julio, Santander declaró que Páez estaba en rebelión abierta contra el gobierno central. Mientras todo esto ocurría, Páez escribió a Bolívar, pidiéndole que volviera a hacerse cargo y resolviera el embrollo.
Aunque Páez y sus partidarios estaban dispuestos a tener a Bolívar como líder supremo, estaban renuentes a seguir a Santander. Y aunque querían cambios constitucionales, inicialmente querían hacerlos bajo la autoridad de Bolívar y como parte de la Gran Colombia.
Bolívar finalmente regresó de sus campañas en el sur y tomó el mando del ejecutivo hacia el año 1826, asumiendo los poderes extraordinarios que le había concedido el Congreso. Cartas conflictivas entre Santander y Bolívar, y entre Bolívar y Páez, crearon un grado de incertidumbre en cuanto a cuáles serían sus acciones. Finalmente declaró una amnistía general para todos los involucrados en La Cosiata a pesar de que a partir de entonces, cualquier desobediencia a sus órdenes sería considerada como un crimen contra el Estado. Páez recibió a Bolívar y aceptó su autoridad, y Bolívar le nombró Jefe Superior Civil y Militar de Venezuela. Esta acción confundió y decepcionó tanto a Santander en Bogotá como a los pocos oficiales en Venezuela que no habían apoyado La Cosiata, quienes fueron removidos o transferidos a otras partes, mientras los que apoyaban a Páez permanecieron o fueron subidos de rango.

[editar] Presidente

Páez, ca. 1830
José Antonio Páez quien venía ejerciendo las funciones de jefe Civil Militar del Departamento de Venezuela (Caracas, Carabobo, Barquisimeto, Barinas y Apure) desde 1822, cargo que le fue confirmado por la Municipalidad de Valencia el 30 de diciembre de 1826, y ratificado por el Libertador en el mismo año. Con el poder en las manos, Páez fomentó y encauzó hábilmente el sentimiento separatista que era compartido por muchos individuos de la élite y de las clases populares venezolanas, lo cual resultó en una asamblea celebrada en el convento caraqueño de San Francisco a fines de noviembre de 1829 en la cual se desconoció la autoridad de Bolívar y de los órganos de gobierno de Bogotá. Con la entrega del poder a Páez en este acto, se consumó así, la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Páez exhortó a Bolívar, el 24 de diciembre, a reconocer este hecho cumplido y el 13 de enero de 1830 establece un gobierno provisional con Miguel Peña en la Secretaría del Interior, Justicia y Policía; Diego Bautista Urbaneja en la de Hacienda y Relaciones Exteriores, y Carlos Soublette en la de Guerra y Marina.
Ese mismo día expidió un decreto donde convoca a la elección de Diputados para un Congreso Constituyente que se reuniría en Valencia el 30 de abril de 1830. El 27 de febrero de 1830, se abrieron las Asambleas primarias para el nombramiento de los electores que habían de designar en cada Provincia a los Diputados al Congreso Constituyente. Por falta del número legal de Diputados, ya que sólo asistieron 33 de los 48 elegidos, la instalación del Congreso Constituyente de Venezuela se efectuó el 6 de mayo de 1830 en Valencia, y el mismo día, los congresistas decidieron que, hasta que se resolviera otra cosa, el General José Antonio Páez continuaría en el desempeño de las funciones del Poder Ejecutivo.
El Presidente de Venezuela se juramentó el 27 de mayo de 1830, y el 19 de julio del mismo año, se procedió a la elección del Vicepresidente. Por un voto fue electo el Licenciado Diego Bautista Urbaneja.
El Congreso Constituyente de Venezuela sancionó el 22 de septiembre de 1830 la Constitución, que debía regir la nueva República de Venezuela, y la misma fue mandada a ejecutar el 24 del mismo mes.
El primer Congreso Constitucional de la República de Venezuela se instaló en Valencia el 18 de marzo de 1831, y el 24 del mismo mes, fueron examinados por el Senado los Registros Eleccionarios y se practicó el escrutinio legal para elegir al Presidente de la República.
Como era de esperarse, para el primer período constitucional de cuatro años, resultó electo Presidente de la República, el General José Antonio Páez, quien obtuvo 136 votos (86,07%) de los 158 electores que habían sufragado. Esta elección no fue más que el reconocimiento de una situación que se venía manifestando desde el año de 1826, ya que desde ese año, José Antonio Páez detentaba el poder material, y la República de 1831, no fue más que la expresión militar del caudillo llanero, con el apoyo de terratenientes y los militares anti-bolivarianos.
Al día siguiente, se practicó el escrutinio para elegir al primer Vicepresidente de la República, y como ninguno de los candidatos obtuvo mayoría legal, fue perfeccionada la elección y resultó designado por dos años el licenciado Diego Bautista Urbaneja. El 11 de abril de 1831, Páez prestó juramento legal como Presidente Constitucional de Venezuela; un fragmento de su discurso ese día al tomar posesión del cargo:
La verdad es que se abre entonces uno de los mejores periodos de nuestra historia, y precisamente en lo referente a la organización política y moral de la República. Prudencia, firmeza, probidad, sagaz apreciación de la imposibilidad de separarse por entonces del jefe militar, pero a la vez valeroso propósito de vigilarlo y reducirlo; entusiasmo laborioso y consecuente para trabajar por una administración pública eficaz y equilibrar la libertad y el orden, tales fueron las virtudes de aquella generación, que logró convertir en un movimiento patriótico y legalista la desmembración de Colombia, iniciado bajo tan funestos auspicios ...
El 28 de enero de 1833 se reunió el Congreso Constitucional y realizaron el escrutinio para elegir al Vicepresidente de la República para el periodo 1833-1837. Los votos de los electores se repartieron así; General Carlos Soublette 52 (29,21%), Doctor Andrés Narvarte 31 (17,41%) General Bartolomé Salóm 21 (11,79%)
Antiguo billete de 20 bolívares en honor a Páez
Como ninguno de los candidatos obtuvo las dos terceras partes de los votos requeridos por la ley, el Congreso concretó la elección de los tres candidatos que habían obtenido la mayoría de votos. No habiendo obtenido ninguno de los tres la mayoría exigida, se realizó una nueva elección entre Soublette y Narvarte, siendo electo este último Vicepresidente de la República. El Presidente Páez gobernó con una paz relativa durante su período, y logró una leve recuperación de la economía devastada por la guerra. Sin duda alguna, bajo su dirección se constituyó la República. Durante este período, Páez enfrentó dos crisis: la resistencia a jurar la constitución por parte del Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, que terminó con la expulsión de éste, y el alzamiento de los generales José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas (primero con el pretexto de restituir la Gran Colombia y luego en favor de la autonomía de un Estado Oriental) que fue contenido militarmente y concluyó con un convenio entre Páez y los jefes orientales.
También hizo frente a las revoluciones de Caracas contra los mantuanos en 1831, la de Gabante en 1834, y a otras dificultades de orden político auspiciadas por militares descontentos: unos por no intervenir directamente en la administración pública, otros por sostener caducas banderías.
Para las elecciones presidenciales del período 1835-1839, el presidente Páez apoyó al General Carlos Soublette. Un grupo de civilistas y miembros de la comunidad universitaria, apoyarían al médico José María Vargas, a pesar de la renuencia de éste a aceptar su postulación. Los militares descontentos con el régimen auparon la candidatura del General Santiago Mariño.
Tras perder las elecciones, en 1835 entrega el poder temporalmente a José María Vargas, ya que es electo para una segunda presidencia en 1838, la cual asume el 1 de febrero de 1839. En este nuevo mandato sigue ocupándose de la educación, el crédito exterior, la deuda pública contraída por la antigua República de Colombia y estudia la posibilidad de retornar los restos mortales del Libertador. En enero de 1843, es sustituido en la presidencia de la república por el general Carlos Soublette.
En Calabozo, el 4 de febrero de 1848 inicia Páez un movimiento armado contra el gobierno conservador de José Tadeo Monagas. En la batalla de Los Araguatos (10 de marzo de 1848) es derrotado por José Cornelio Muñoz, y huyó a Nueva Granada, siguiendo a Santa Marta y de allí a Curazao. El 2 de julio de 1849 invadió Venezuela por la Vela de Coro; ofensiva que concluye con su derrota el 15 de agosto de 1849, en Macapo-Abajo (estado. Cojedes) por parte del general José Laurencio Silva, quien lo remitió a Caracas. Violando el armisticio con Páez, Monagas lo encarcela en Valencia y lo encarcela en el castillo de “San Antonio de la Eminencia de Cumaná”, donde lo visitan su esposa Dominga Ortiz y su hija; de allí sale el 24 de mayo de 1850 al destierro en Nueva York.
En esta ciudad fue recibido públicamente por las autoridades, y reside allí hasta la caída de Monagas. En noviembre de 1858 abandonó los Estados Unidos escoltado de dos naves norteamericanas, llegó a Venezuela el 18 de diciembre de 1858 a solicitud del presidente Julián Castro y de la Convención de Valencia, para que se encargara del ejército y de la pacificación del país, convulsionado por el alzamiento de los pro-monaguistas, liberales y federalistas. Cuando estos últimos proclaman la Federación el 20 de febrero de 1859 en Coro, el gobierno central lo nombra jefe de operaciones en la Provincia de Carabobo; pero al no obtener las amplias facultades que exige, renuncia en abril, y opta por regresar a los Estados Unidos.
A su regreso, sustituye a Pedro Gual como Jefe Supremo de la República, el 10 de septiembre de 1861. Todo el año 1862 y parte de 1863, conduce Páez la guerra contra los federalistas encabezados por Juan Crisóstomo Falcón. Finalmente se rinde con el Tratado de Coche, poniendo fin a las hostilidades en abril de 1863. Páez gobierna nominalmente en Caracas hasta mediados de junio y el 13 de agosto sale de Venezuela por tercera y última vez, estableciendo su residencia de nuevo en Nueva York.
El 13 de julio de 1867, el gobierno de Venezuela le expidió el diploma que lo acreditaba como Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana y el 6 de mayo de 1873 murió en Nueva York. Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional, el 19 de abril de 1888.

martes, 10 de mayo de 2011

Jose Maria Vargas

Nace en La Guaira (Edo. Vargas) el 10.3.1786
Muere en Nueva York (Estados Unidos) el 13.7.1854
José María Vargas
José María Vargas
Ilustración cortesía de Francisco Maduro
Médico cirujano, científico, catedrático y rector de la Universidad de Caracas, además de político, escritor y presidente de Venezuela. Hijo de José Antonio de Vargas Machuca y Ana Teresa Ponce. En 1798, ingresó en la Real y Pontificia de Caracas, graduándose de bachiller en filosofía el 11 de julio de 1803. Obtuvo sus grados de bachiller, licenciado y doctor en medicina en el año de 1808. Al terminar sus estudios médicos se traslada a Cumaná, donde vive hasta 1812; lapso en el que se incorporó al Supremo Poder Legislativo de Cumaná (1811) en el contexto del movimiento independentista venezolano. Cuando ocurrió el terremoto del 26 de marzo de 1812, Vargas quien se encontraba en La Guaira prestó destacados servicios como médico y hombre público a la comunidad de su ciudad natal. Después de su destacada participación tras los sucesos del terremoto de 1812, Vargas regresó a Cumaná para dedicarse a sus labores médicas. Al llegar el jefe realista Juan Francisco Javier Cervériz a Cumaná, redujo a prisión a todos los que habían formado parte del Poder Legislativo, incluyendo a Vargas quien fue enviado a las bóvedas de La Guaira donde permaneció hasta comienzos de 1813 cuando fue liberado. A fines de ese año se embarcó con destino a Europa, con el propósito de perfeccionar sus conocimientos médicos y quirúrgicos. En tal sentido, durante este tiempo cursó estudios de cirugía, química, botánica, anatomía y odontología. Asimismo, en esta época fue incorporado en Londres como miembro del Real Colegio de Cirujanos.
De regreso al continente americano en 1819, se estableció en la isla de Puerto Rico, ya que en este lugar se encontraban refugiados sus hermanos y su madre, quienes habían huido de la cruenta guerra de Independencia venezolana. En Puerto Rico desarrolló una importante labor profesional y científica, escribiendo numerosos trabajos y colaborando además con la Junta de Sanidad de la isla. En 1825, decidió regresar y establecerse en Venezuela de manera definitiva. Desde su llegada se dedicó de inmediato al ejercicio de su profesión, incorporándose además a la Universidad de Caracas como profesor de Anatomía. En 1827, después de la reorganización de dicha universidad por el Libertador, fue electo rector, el primer rector médico, como lo permitían ya los nuevos estatutos. Es a partir de esta época, cuando Vargas recibe el reconocimiento y el respeto de diversos sectores de la sociedad caraqueña, debido a su exitosa labor administrativa, gracias a la cual consiguió poner al día las cuentas de la universidad. Por otra parte, además de sanear las rentas de la universidad, se dedicó a reorganizar las diversas facultades, crear nuevas cátedras, a las reparaciones físicas de los locales, a la organización de bibliotecas, y a relacionar la universidad con otros planteles. En consecuencia, al término de su desempeño como rector, la universidad se había convertido en un modelo de eficacia administrativa y en un prestigioso centro de estudios.
Como profesor de anatomía, inauguró las disecciones de cadáveres, procedimiento que era sumamente novedoso para la época, lo que le confirió extraordinaria reputación como docente. En 1827 fundó la Sociedad Médica de Caracas, con la cual se comenzaron a practicar reuniones científicas en el país. Durante este período desarrolló además una amplia labor de investigación en el área botánica, que le llevó a establecer relaciones con hombres notables de esta ciencia en el mundo entero. Como ejemplo de esta circunstancia, tenemos que De Candolle, uno de los más grandes botánicos de la época, bautizó algunas plantas con el nombre de Vargasia en homenaje a los trabajos realizados en la materia por Vargas. En 1829, al ser fundada en Caracas la Sociedad Económica de Amigos del País, Vargas fue designado su primer director. Una vez concluido su rectorado, Vargas se dedicó de lleno a la instrucción, fundando en 1832 la cátedra de Cirugía. Por otra parte, simultáneamente con sus actividades científicas y educativas, Vargas tomó parte en las actividades políticas, asistiendo al Congreso Constituyente de 1830, donde desplegó una gran actividad en las comisiones de trabajo, en las sesiones plenarias y en muchas oportunidades salvó su voto al estar en desacuerdo con algunos planteamientos del Libertador, lo que no obstante, no le impidió ser nombrado ese mismo año como albacea testamentario de Bolívar.
En 1834, cuando se comienza a hablar de los candidatos para el período presidencial (1835-1839), su nombre se menciona con gran insistencia sobretodo en los círculos intelectuales, lo que de alguna manera expresaba cierta actitud antimilitarista. En otras palabras, para 1835 Venezuela el papel protagónico de la vida política era ejercido por los jefes militares que habían tomado parte en la Independencia venezolana y de los otros países bolivarianas. Por tal motivo, ciertos sectores de la sociedad venezolana que veían con desconfianza a esta multitud de hombres que tenían lógicas ambiciones políticas y de poder, trataron de reforzar el poder civil mediante la prestigiosa figura de José María Vargas. En este sentido, la opinión pública caraqueña y nacional, comenzaron a presionar sistemáticamente a un reticente Vargas para que aceptara la primera magistratura, a lo que accedió finalmente. Fue electo presidente en las elecciones de 1834, voto ratificado por el Congreso el 6 de febrero de 1835 y se encargó de la presidencia el día 9. Posteriormente el 8 de julio de 1835 estalló la llamada Revolución de las Reformas que lo depuso del cargo y lo envió exiliado a Saint Thomas. Sin embargo, al poco tiempo fue restituido en la primera magistratura, luego que José Antonio Páez al mando del ejército constitucional derrotara a los rebeldes. Vargas continuó como Presidente de la República hasta abril de 1836, fecha en la que renunció irrevocablemente a dicho cargo.
Después de su experiencia como primer magistrado, se dedicó durante el resto de su vida exclusivamente a la educación. Durante esta etapa de su existencia, asumió la presidencia de la Dirección general de Instrucción Pública, la cual ejercerá desde 1839 hasta 1852. Asimismo, continuó dando en la Universidad sus clases de anatomía y cirugía, fundando además en 1842 la cátedra de Química. Presidió también la comisión encargada de exhumar en Santa Marta los restos del Libertador y conducirlos a la Patria, misión que fue completada en diciembre de 1842. En agosto de 1853, sintiéndose enfermó viajó a Estados Unidos, donde residió primero en Filadelfia y luego en Nueva York donde finalmente murió el 13 de julio del año siguiente. En 1877, sus cenizas fueron traídas a Caracas y sepultadas en el Panteón Nacional el 27 de abril de ese mismo año.

El negro y el Catire




"Se conocieron los dos
por los lados de Payara
uno levantó la voz
el otro no dijo nada

Se pusieron a pelear
no quedaba más remedio
Mucuritas, El Yagual
y Las Queseras del Medio

Agarraron lanza en mano
repartieron sangre y gritos
el Catire comandando
y el Negro de primerito

Pero el Catire lloró
porque con el pecho abierto
el Negro le dijo adiós
Adiós.. porque estaba muerto"

(Autor: Simón Díaz)

"El Negro" "Pedro Camejo" o "Negro Primero" Primer Oficial de caballeria de las Gerrillas de Paez, el cual se gano su apodo por que en batalla le picaba siempre alante a "El Catire" el General Jose Antonio Paez, procer Venezolano, creador de la gerra asimetrica cuyos guerrileros en franca desventaja, ganaron Grandes Batallas entre ellas la de Queseras del Medio y la de Carabobo donde Nacio esta leyenda.

Leyenda que sobresalta la lealtad de Pedro Camejo, quien Herido de Muerte retrocede en el campo de Batalla y es interceptado por Paez, quien segun cuenta la leyenda le dice "¿Que te pasa negro carajo?, ¿Es que ahora tienes miedo?" a lo que Negro primero respondio enterrando su lanza en la tierra "No, mi General, que yo no tengo miedo, vine a decirle adiós porque estoy muerto" desplomandose de su caballo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Antonio Jose de Sucre

Antonio José de Sucre y Alcalá
Antonio José de Sucre

29 de diciembre de 1825 (Constitucional Vitalicio) – 18 de abril de 1828 (Renuncia)
PredecesorSimón Bolívar Palacios
SucesorJosé María Pérez de Urdininea

23 de junio de 1823 – 17 de julio de 1823
PredecesorJosé de la Riva Agüero
SucesorJosé Bernardo de Torre Tagle

Rango 1
Gran Mariscal de Ayacucho

Rango 2
General en Jefe del Ejército Unido Libertador

Rango 3
Comandante del Ejército del Sur

Datos personales
Nacimiento3 de febrero de 1795
Cumaná, Bandera de Venezuela Venezuela
Fallecimiento4 de junio de 1830 (35 años)
Montaña de Berruecos, La Unión, Nariño Bandera de Colombia Colombia
OcupaciónMilitar, filósofo, político, estadista
FirmaFirma de Antonio José de Sucre

Antonio José de Sucre y Alcalá, conocido como el «Gran Mariscal de Ayacucho» (Cumaná, estado Sucre; Venezuela, 3 de febrero de 1795 – Montañas de Berruecos, La Unión (Nariño); Colombia, 4 de junio de 1830), fue un político, estadista y militar venezolano, prócer de la independencia, así como presidente de Bolivia, Gobernador de Perú, General en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del Ejército del Sur. Era hijo de una familia acomodada de tradición militar, siendo su padre coronel del Ejército realista. Es considerado como uno de los militares más completos entre los próceres de la independencia suramericana.[1] [2] [3] [4] [5]

Contenido

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[editar] Los primeros años

Artículo principal: Sucre (familia)
La familia Sucre, aristócrata, tiene su orígenes en Bélgica y su asentamiento en Venezuela fue por Carlos de Sucre Garrido y Pardo, un noble flamenco, hijo de Charles Adrián de Sucre, Marqués de Preux, (Flandes) y Buenaventura Carolina Isabel Garrido y Pardo, originaria de España. Carlos de Sucre Garrido y Pardo, sirvió como soldado en Cataluña en 1698, llegando ser administrador colonial español como gobernador de Cartagena de Indias y Capitán General de Cuba. El 22 de diciembre de 1779, los Sucre llegan a Venezuela. Siendo Sucre Garrido y Pardo designado Gobernador de Nueva Andalucía, antigua provincia venezolana donde es el núcleo de la historia de los Sucre en Venezuela.[6]
Antonio José de Sucre nació en el seno de una familia de gran riqueza y distinción dentro de la sociedad, de ascendencia franco-belga por vía paterna y española por vía materna, hijo de un coronel de los Ejércitos Reales. A los quince años se alistó en el ejército patriota y participó en la campaña del Generalísimo Francisco de Miranda en 1812 contra los realistas, durante la cual ascendió a teniente. Tras el fracaso de este primer intento libertador se refugió en la isla Trinidad. Luego, en 1813, regresó a Venezuela.[7] Casado con la noble dama quiteña Mariana Carcelén, IV Marquesa de Solanda, con quien tuvo una hija que murió a muy temprana edad: Teresa Sucre y Carcelén.

[editar] Independencia de Ecuador, Perú y Bolivia

Estatua ecuestre en Ayacucho.
Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en la batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822. Con esta victoria de Sucre se consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el camino listo para la liberación del Perú, tras el retiro de San Martín. Sucre entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar. El 1 de diciembre de 1823 llegó a Yungay, estableciéndose en él por ser el punto céntrico del acantonamiento. Acomodó en sus inmediaciones a los batallones "Voltigeros" y "Pichincha" a los que la población avitualló y pertrechó hasta ponerlos en condiciones de marchar el 25 de febrero hacia Huánuco. Participó junto a Bolívar el 6 de agosto de 1824 en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre del mismo año, venció al virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el continente sudamericano. El Parlamento peruano lo nombró Gran Mariscal y General en Jefe de los Ejércitos.[8]
Al frente de éstos se marchó al Alto Perú, donde, junto a los líderes libertarios, fundó la República de Bolívar (después denominada República de Bolivia) en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución, la cual fue promulgada en 1826 bajo la premisa de ser "la Constitución más liberal del mundo." Al frente del Gobierno boliviano, Sucre promulgó leyes progresistas; ejecutó la división política del país de acuerdo a la Constitución propuesta por Simón Bolívar; impulsó la instrucción pública; organizó el aparato administrativo; y, encaminó ambiciosos programas para la recuperación económica. El 18 de abril de 1828, estalló un motín en Chuquisaca.[9] El Mariscal Sucre fue herido de dos balazos. Este incidente ocasionó que el Mariscal tomara la decisión de abandonar el cargo de Presidente de Bolivia para evitar rencillas y contribuir a la pacificación de la República. La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana. Se retiró entonces a Ecuador acompañado de su hija y de su esposa, la marquesa de Solanda.[10]

[editar] La Toma de Valencia

El 11 de julio de 1810, seis días después de la Declaración de la Independencia, estallan dos insurrecciones: la de los isleños canarios en Caracas que es controlada con rapidez, y la insurrección de Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey. Los mantuanos patriotas, nombran comandante al Marqués del Toro para enfrentar la sublevación valenciana, pero el 15 de julio es derrotado. Entonces, Francisco de Miranda a los 61 años es nombrado Comandante en Jefe del Ejército y sale con sus tropas hacia Valencia el día 19. Las acciones de calles y plazas fueron reñidas. Francisco de Miranda ordena atacar las posiciones más fuertes de los rebeldes. El 23 de julio los republicanos toman la ciudad. Fueron combates cruentos, pero el general contaba con grandes piezas entre sus hombres:
El Mariscal Sucre.
Simón Bolívar de 27 años era coronel de las fuerzas republicanas. Fue la primera campaña en la que participó y fue a su vez su primera victoria militar. Antonio José de Sucre, de sólo 16 años, era un oficial que había llegado como refuerzo para esta campaña y ya empezaba a dar muestras de su talento.[11] Ambos, el coronel y el joven oficial, sirvieron a las órdenes de Miranda y triunfaron. Fue así como el artífice de la independencia, el futuro Libertador y el futuro Gran Mariscal de Ayacucho unen sus fuerzas en las primeras batallas por la libertad de la patria, alcanzando la victoria.[12]

[editar] El Armisticio de Santa Ana

Luego que fue Libertada Nueva Granada y creada la República de Colombia, Bolívar firma con el general español Pablo Morillo, el 26 de noviembre de 1820, un Armisticio, así como un Tratado de Regularización de la Guerra. Sucre redactó este Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, considerado por Bolívar como "el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra". La importancia de los documentos redactados por Sucre, en lo que significo su primera actuación diplomática, fue la paralización temporal de las luchas entre los patriotas y los realistas, y el fin de la guerra a muerte iniciada en 1813. El Armisticio de Santa Ana le permitió ganar tiempo a Bolívar para preparar la estrategia de la Batalla de Carabobo, que aseguró la independencia venezolana. El documento, marcó un hito en derecho internacional, pues Sucre, fijó mundialmente el trato humanitario que desde entonces empezaron a recibir los vencidos por los vencedores en una guerra.[13] De esta forma se convirtió en pionero de los derechos humanos. Fue de tal magnitud la proyección del tratado que Bolívar en una de sus cartas escribió: "este tratado es digno del alma de Sucre. El Tratado de Armisticio tenía por objeto suspender las hostilidades para facilitar las conversaciones entre los dos bandos, con miras a concertar la paz definitiva. Este Tratado se firmó por seis meses y obligaba a ambos ejércitos a permanecer en las posiciones que ocupaban en el momento de su firma. El Tratado de Armisticio fue "Por el cual desde ahora en adelante "se hará la guerra entre España y Colombia como la hacen los pueblos civilizados".[14]

[editar] La batalla del Pichincha

Artículo principal: Batalla de Pichincha
Estatua ecuestre de Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, en su ciudad natal, Cumaná.
Tumba del soldado desconocido, la cual está custodiada por dos soldados inmóviles, con trajes de la época. Al fondo, hay un gran monumento, denominado el "Altar de la Patria" en Honor a la Batalla de Carabobo.
La Batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822, en las faldas del volcán Pichincha, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito, en el Ecuador actual. El encuentro, que ocurrió en el contexto de las Guerras de Independencia Hispanoamericana, enfrentó al ejército independentista bajo el mando del General Venezolano Antonio José de Sucre y al ejército realista comandado por el Mariscal de Campo Melchor De Aymerich. La derrota de las fuerzas realistas leales a España condujo a la liberación de Quito y aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la que eventualmente emergió la República del Ecuador.[15] Cuando amaneció, sin que Sucre lo supiera, los centinelas posicionados cerca de Quito avistaron a las tropas Patriotas ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la intención de Sucre de flanquearlo por medio del ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1.894 hombres ascender la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre.[16]
Al haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos matorrales. Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron bajo el fuego enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. El sobresaltado Sucre, sólo esperando que los españoles estén más cansados que sus propias tropas, envió al batallón Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los batallones Paya, Trujillo y Yaguachi, sufriendo muchas bajas y con pocas municiones, comenzaron a replegarse.[17] Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía depender del Albión, que transportaba las municiones tan necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A medida que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la batalla. El Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el batallón peruano Piura huyó antes de enfrentar al enemigo. En medio de la desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación más o menos se estabilizó para los Patriotas.A pesar de esto, Aymerich, como parte de su estrategia, durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón Aragón, ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así luego atacar a los Patriotas por la retaguardia, rompiendo sus líneas en el momento indicado.[18] El Aragón era el mejor batallón del ejército realista; estaba conformado por veteranos españoles que habían actuado tanto en Guerra de la Independencia Española como en otras batallas en América del Sur, y en ese momento se hallaba sobre los Patriotas y listo para atacar. Afortunadamente para los Patriotas, cuando el Aragón estaba por cargar sobre la alicaída línea Patriota, fue detenido en seco por el Albión, que entró inesperadamente en la batalla. Resulta que el Albión consiguió avanzar a una posición más alta que la de los españoles. Pronto, el Magdalena se unió a la batalla, y el Aragón tras sufrir fuertes bajas, se desintegró. Entonces el Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para reemplazar al Paya, y cargó contra la línea Realista, que terminó por romperse".[19]
A pesar de que en el contexto de las Guerras de Independencia de América la Batalla de Pichincha figura como un conflicto menor, tanto en términos de su duración como del número de combatientes, sus consecuencias fueron bastante significativas. El 25 de mayo de 1822 Sucre entró con su ejército en la ciudad de Quito, donde aceptó la rendición de todas las tropas españolas establecidas en el territorio que el gobierno de Colombia llamaba "Departamento de Quito", al considerarlo como parte integral de la República de Colombia desde su creación el 17 de diciembre de 1819.
Cuando Sucre recapturó Cuenca el 21 de febrero, obtuvo de su Consejo local un decreto en el cual se proclamaba la integración de su ciudad y provincia a la República de Colombia. Entonces, con la rendición de Quito, que a su vez puso fin a la resistencia Realista en la provincia norteña de Pasto, Bolívar pudo entrar en la ciudad, como finalmente lo hizo el 16 de junio de 1822. Entre el entusiasmo general de la población, la antigua Provincia de Quito fue incorporada a la República de Colombia. Por su parte Guayaquil, que aún no decidía su futuro, con la presencia tanto de Bolívar como del victorioso ejército Grancolombiano en su territorio, proclamó la incorporación de Guayaquil a la Gran Colombia el 13 de julio de 1822.[20]

[editar] La Capitulación de Pichincha

La Capitulación de la Batalla de Pichincha. Oleo sobre lienzo de Antonio Salas.
A las doce del día bajo un sol resplandeciente, los soldados de la libertad en la cima del Pichincha a más de 3000 metros de Altura dieron el grito de victoria. La victoria fue de Sucre, la cual fue completada con la capitulación que el jefe patriota concedió al Mariscal Aymerich el 25 de mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas acciones finales se produjeron en las faldas del Pichincha y en la ciudad de Quito, Sucre decidió a su favor la vacilante y delicada situación de Guayaquil; dio libertad al territorio que conforma hoy la República de Ecuador, y facilitó su incorporación a la Gran Colombia.[21] El 18 de junio de ese año, Bolívar le asciende a general de división y lo nombra intendente del departamento de Quito. Al frente de los destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de progreso: funda la Corte de Justicia de Cuenca y en Quito el primer periódico republicano de la época: El Monitor. Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. De su actividad personal es buena prueba que, el 6 de septiembre de 1822 expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado por la educación puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.[22] [23]

[editar] Perú solicita ayuda a la Gran Colombia

Tras la retirada de José de San Martín, el Congreso Constituyente nombro al Presidente de la Junta de Gobierno al general José de La Mar. Este comprometió buena parte del ejército en campañas ambiciosas que fracasaron en las batallas de Tarata y Moquegua, dejando al gobierno peruano en una delicada condición militar. Las derrotas militares y las pugnas políticas entre los patriotas peruanos debilitaron las fuerzas independentistas peruanas. El gobierno de Riva Agüero fue presionado por la opinión pública para que solicitara la intervención de Bolívar. El Libertador, que se encontraba en Guayaquil vigilando los acontecimientos en Perú, envió a las primeras solicitudes peruanas los 6.000 hombres que ya tenía preparados en Ecuador en dos expediciones sucesivas de 3.000 hombres, con el general Sucre al mando de las fuerzas y encargado de negociar con el Perú los términos en que La Gran Colombia intervendría en la guerra.

[editar] La batalla de Junín

Batalla de Junín. Óleo sobre lienzo.
La batalla de Junín, fue uno de los últimos enfrentamientos, que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas, en el proceso de la independencia del Perú. La batalla se desarrolló en la pampa de Junín en el actual departamento de Junín, el 6 de agosto de 1824; la victoria de los independentistas, aumentó la moral de las tropas independentistas. En el año 1824 los realistas mantenían en su poder la sierra central y el Alto Perú (hoy Bolivia). Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación con el Perú. Bolívar tenía un ejército de 8.000 hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del General Realista Olañeta que fracturo la defensa del virreinato y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos, unos 5.000 regulares, bajo el mando de Jerónimo Valdez que tenían su base en Puno. Bolívar conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad para aislar a las solitarias fuerzas realistas situadas en el norte. En junio de 1824, Bolívar enfila su ejército hacia la sierra central del Perú para enfrentarse con el general realista José de Canterac.[24]
El Ejército Libertador contaba con seis mil grancolombianos y cuatro mil peruanos que tenían rumbo hacia el sur del continente. En Junín, el 6 de agosto de 1824, chocan ambos ejércitos. No se disparó un sólo tiro. La lucha fue con espadas y lanzas. Junín se convirtió en una gran victoria para el Libertador. El héroe chileno Bernardo O’Higgins había cruzado las cordilleras para acompañar a Simón Bolívar y a Sucre en aquel decisivo encuentro. Mientras las tropas grancolombianas desembarcaban en el puerto del Callao bajo el mando del general Antonio José de Sucre, el general Andrés de Santa Cruz, que hasta poco tiempo antes había luchado en las filas realistas, llegó a compartir las ideas libertarias de José de San Martín y fue enviado a engrosar las tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia el Alto Perú. En agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz, y forzado a librar combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de Zepita contra una división del general Valdéz, el 25 de agosto de 1823.[25]
El panorama no podía ser más sombrío para los patriotas. La independencia del Perú no estaba consolidada, ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía España influyeron decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América. El general Pedro Antonio Olañeta, absolutista recalcitrante, se rebeló contra el virrey La Serna, que era de tendencia liberal y constitucionalista, porque le atribuía a este el deseo de separarse de la monarquía para liberar a Perú del absolutismo que quería imponer Olañeta. Bolívar, encontró a los realistas divididos y organizó prontamente un ejército formado por colombianos. La batalla de Junín del 6 de agosto de 1824 levantó la moral del ejército patriota, fue decisiva en la siguiente batalla de Ayacucho. El general Sucre, que marchaba al frente de la infantería, cuando llegó al campo de Junín escuchó los gritos de alegría por el triunfo. Todo el enfrentamiento duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos a una altura de 4.100 metros sobre el nivel del mar. El triunfo en la Pampa de Junín haría renacer la moral entre el ejército unido. Gracias a las lanzas de los llaneros Grancolombianos (Colombianos y Venezolanos), que brillaron en los Nevados Andes peruanos.[26]
"General Sucre... Diga usted Libertador... La oportunidad que yo esperaba se ha presentado. El general español Pedro Olañeta y su ejército de cuatro mil hombres desconoce la autoridad del Virrey. Por mucho tiempo Olañeta ha gobernado el alto Perú y resiente la autoridad de la Serna. Ya el Virrey no tiene doce mil soldados, como tenía antes, sino apenas ocho mil, que luchan ahora contra los otros cuatro. ¡Llegó la hora!." (Dialogo de Bolívar con Sucre antes de la Batalla).

[editar] Sucre Jefe Militar Supremo

Al llegar la primera expedición Grancolombiana al puerto de El Callao, Santa Cruz y Gamarra se encontraban en una ofensiva cerca de La Paz con casi todas las fuerzas peruanas. Lima había sido dejada casi desguarnecida por el ejército peruano, situación que aprovecho el Brigadier Canterac para organizar un ejército de 8.000 hombres en Jauja con el que marchó sobre la capital, entrando en Lima el 18 de junio. El congreso nombró a Sucre general en jefe, quien contando el 18 de junio con solo 3.700 hombres, evacuó la ciudad para El Callao. En los días siguientes hubo varios encuentros entre las avanzadas de ambas fuerzas, incluyendo un sangriento combate en el Carrizal y la Legua el 1 de julio. El 21 de junio el congreso peruano proclamo a Sucre Jefe Supremo Militar.

[editar] La batalla de Ayacucho

Artículo principal: Batalla de Ayacucho
La Batalla de Ayacucho, fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las Guerras de Independencia Hispanoamericana (1809-1826). La batalla se desarrolló en la Pampa de la Quinua en el departamento de Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824. La victoria de los independentistas, significó la desaparición del último virreinato que seguía en pie, el del Perú, y puso fin al dominio colonial español en Suramérica; sellando así la independencia del Perú con una capitulación militar que se transformaría años más tarde en tratado diplomático firmado en París el 14 de agosto de 1879. Antes del inicio de la batalla, el general Antonio José de Sucre arengaba a sus tropas:
"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."
Antonio José de Sucre
El dispositivo organizado por Canterac preveía que la división de vanguardia rodease en solitario la agrupación enemiga cruzando el río Pampas para sujetarla, mientras el resto del ejército realista descendía frontalmente desde el cerro Condorcunca, abandonando sus posiciones defensivas. Sucre se dio cuenta inmediatamente de la arriesgada maniobra, y con la división de Córdova acometió directamente a la masa desorganizada de tropas realistas, que sin poder formarse para la batalla descendían en hileras de las montañas. Los violentos choques de las formaciones de línea empujaron a los dispersos tiradores de la división de Villalobos, quienes arrastraron en su retirada a las masas de milicianos sin que tampoco el grueso de la división de Monet ni la división de Reserva, que permanecían en la montaña, tuvieran alguna oportunidad de participar en la batalla. En el otro extremo, la segunda división de José de La Mar más la tercera división de Jacinto Lara detuvieron juntas la acometida de los veteranos de la división de vanguardia de Valdés. La batalla estaba ganada para los independentistas, el ejército Real del Perú destruido, y el Virrey herido, fue hecho prisionero. A la una de la tarde, la batalla de Ayacucho había terminado con el rotundo triunfo del ejército de la libertad. El telón colonial había cardo para siempre en la pampa de la Quinua, escenario de uno de los momentos estelares de la humanidad. Pero siguieron sucediéndose los duelos de cortesía y de humanidad". Cuando el Virrey La Serna, herido y apresado entregó su espada, el General Sucre la rechazó diciéndole: "Honor al vencido. Que continué en manos del Valiente". Luego, los términos de la Capitulación no pudieron ser más generosos ni caballerosos. Así se mostró que la nobleza y la hidalguía eran tan sudamericanas como españolas.
Bolívar convocaba desde Lima al Congreso de Panamá, el 7 de diciembre, para la unidad de los nuevos países independientes. El proyecto fue ratificado únicamente por la Gran Colombia. Cuatro años más tarde la Gran Colombia a causa de una escasa visión institucional y del personalismo de Bolívar se desmembró siguiendo el proceso desintegrador del movimiento independentista. A raíz de la victoria de Ayacucho, en la que participaron 5.780 soldados,[27] el Mariscal Sucre entra triunfante en el Cuzco y liberta después las provincias del Alto Perú. En 1825 convoca a los representantes de dichas provincias para reunirse en asamblea, y con la aquiescencia de Bolívar ésta decide la creación de Bolivia. Es significativa la obra cumplida por el mariscal Sucre en Bolivia, especialmente en la organización de la Hacienda Pública y de la administración general. Se empeñó en promover la libertad de los esclavos y el reparto de tierras a los indios, y sobre todo en beneficio de la educación y la cultura. Ante el Congreso fue categórico al declarar que: "Persuadido de que un pueblo no puede ser libre, si la sociedad que lo compone no conoce sus deberes y sus derechos, he consagrado un cuidado especial a la educación pública". En el transcurso de las 13 semanas que van del 3 de febrero al 5 de mayo de 1826, dio a Bolivia 13 decretos referentes a la creación de colegios de ciencias y artes, más institutos para huérfanos y huérfanas en todos los departamentos, y a establecer escuelas primarias en todos los cantones de la República. La historia recoge la cuenta de su orgullo: "La educación pública es lo que ha hecho más progresos. Los colegios quedan establecidos y marchan bien en todas las capitales de los departamentos, donde también se han abierto escuelas de enseñanza mutua que adelantan rápidamente. En 1829 la República requiere sus servicios para mandar el ejército que debe enfrentar la ofensiva peruana en el sur del Ecuador. Triunfa en la batalla de Tarqui y ofrece a los vencidos una capitulación que es modelo de generosa fraternidad americanista, fiel a su lema que "Nuestra justicia era la misma antes y después de la batalla". Su hija Teresita, que vivirá sólo 2 años, nació el 10 de julio de 1829. En La Paz había nacido un hijo natural suyo y de Rosalía Cortés, José María, el 13 de enero de 1826. La provincia de Cumaná, a la que guardó permanente afecto lo escogió como su representante al Congreso. En camino a Bogotá tiene conocimiento de la agitación separatista que José Antonio Páez fomenta en Venezuela. En la difícil circunstancia de 1830, se destaca en el quehacer político por su consecuencia hacia la persona y la obra de Bolívar. El Congreso Admirable, reunido en Bogotá, lo elige su presidente en enero de ese año; en febrero, el mismo cuerpo le encarga una misión conciliadora ante el Gobierno de Venezuela.

[editar] La capitulación de Ayacucho

Es el tratado firmado por el jefe de estado mayor José de Canterac y Sucre después de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.Sus principales consecuencias fueron varias:
  • 1.º La Capitulación únicamente del Ejército bajo su mando.
  • 2º La permanencia Realista en el Callao.
  • 3º Perú, nace a la vida independiente, con una deuda económica a los países que contribuyeron militarmente a su independencia.
"Don José Canterac, teniente general de los reales ejércitos de S. M. C., encargado del mando superior del Perú por haber sido herido y prisionero en la batalla de este día el excelentísimo señor virrey don José de La Serna, habiendo oído a los señores generales y jefes que se reunieron después que, el ejército español, llenando en todos sentidos cuanto ha exigido la reputación de sus armas en la sangrienta jornada de Ayacucho y en toda la guerra del Perú, ha tenido que ceder el campo a las tropas independientes; y debiendo conciliar a un tiempo el honor a los restos de estas fuerzas, con la disminución de los males del país, he creído conveniente proponer y ajustar con el señor general de división de la República de Colombia, Antonio José de Sucre, comandante en jefe del ejército unido libertador del Perú". La Batalla de Ayacucho fue la última batalla del proceso emancipador. Bajo las órdenes de Sucre combatió una efectiva representación de la unidad continental en oficiales provenientes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Argentina, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil, Chile, Uruguay, Curazao, Puerto Rico, Guatemala y México; además de otros procedentes de distintas naciones de Europa.

[editar] Reconocimientos por la victoria de Ayacucho

El Panteón de los Héroes (óleo de Arturo Michelena).
Bolívar, quien redacta y publica en 1825 su Resumen sucinto de la vida del general Sucre, único trabajo en su género realizado por el Padre de la Patria, no escatima elogios ante la hazaña culminante de su fiel lugarteniente:
"La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina". Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza".
"Usted. está llamado a los más altos destinos, y yo preveo que usted es el rival de mi Gloria. (Bolívar, Carta a Sucre, Nazca, 26 de abril de 1825) ".
"El Congreso de Colombia hizo entonces a Sucre General en Jefe, y el Congreso del Perú le dio el grado de Gran Mariscal de Ayacucho,".

[editar] Entrada del Mariscal Sucre al Alto Perú

Vista del Palacio de Congresos de Bolivia.
Luego del triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general Sucre entró en territorio boliviano el 25 de febrero de 1825.[28] Su papel se limitó a dar visos de legalidad a un proceso que los mismos bolivianos ya habían puesto en marcha. El general Olañeta permaneció en Potosí, en donde recibió al batallón "Unión" procedente de Puno al mando del coronel José María Valdez, convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la resistencia. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón "Chichas" al mando de Medinacelli, Valdez con el "Unión" fue enviado a Chuquisaca y él marchó a Vitichi, con 60.000 pesos de oro de la Casa de la Moneda de Potosí. En Cochabamba se sublevó, con el Primer Batallón "Fernando VII" el coronel José Martínez; seguido en Vallegrande, por el Segundo Batallón "Fernando VII", deponiendo al brigadier Francisco Aguilera el 12 de febrero. El coronel José Manuel Mercado ocupó Santa Cruz el 14 de febrero, Chayanta quedó en manos del teniente coronel Pedro Arraya, con los escuadrones "Santa Victoria" y "Dragones Americanos" y en Chuquisaca el batallón "Dragones de la Frontera" del coronel Francisco López se pronunció por los independentistas el 22 de febrero. El coronel Medinacelli con trescientos soldados se sublevó en contra de Olañeta y el 2 de abril de 1825 se enfrentaron en la Batalla del Tumusla que culminó con la muerte de Olañeta. El 7 de abril, el general José María Valdez se rindió en Chequelte, ante el general Urdininea, poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.[29] [30] [31]

[editar] Congreso de Chuquisaca

Fachada de la Casa de la Libertad en (Sucre), donde se reunió 1825, la asamblea de diputados de las cinco provincias altoperuanas convocadas por el mariscal Antonio José de Sucre, para deliberar sobre el destino del Alto Perú.
El 9 de febrero de 1825, el mariscal Antonio José de Sucre y Casimiro Olañeta, abogado de Chuquisaca y sobrino del mencionado general, convocaron a todas las provincias altoperuanas para reunirse en un congreso que debía decidir el destino de la nación.[32]
Abascal como resultado de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz, o sostener con decisión la independencia absoluta del Alto Perú, no sólo con relación a España, sino también con referencia al Provincias Unidas del Río de la Plata y al Perú. Tanto como el gobierno de Buenos Aires y el Perú admitían esta tercera alternativa, en cambio, Bolívar, si bien no desautorizó públicamente a Sucre le reprochó en carta privada esta iniciativa, pues entendía que alentar en ese momento un acto de soberanía de esa naturaleza, conspiraba contra los intereses de la Gran Colombia, ya que el territorio de la Real Audiencia de Quito podría pretender el mismo trato que la de Charcas. El Congreso General Constituyente de Buenos Aires, por decreto de 9 de mayo de 1825, declaró que "aunque las cuatro provincias del Alto Perú, han pertenecido siempre a este Estado, es la voluntad del congreso general constituyente, que ellas queden en plena libertad para disponer de su suerte, según crean convenir a sus intereses y a su felicidad", despejando el camino a la independencia altoperuana.

[editar] Declaración de la independencia de Bolivia

Acta de la Independencia de Bolivia en la Casa de la Libertad, Sucre.
Convocada nuevamente la Asamblea Deliberante en Chuquisaca por el Mariscal Sucre, el 9 de julio de 1825, y concluida se determinó la completa independencia del Alto Perú, bajo la forma republicana, por soberana de sus hijos. Finalmente, el presidente de la Asamblea José Mariano Serrano, junto a una comisión, redactó el "Acta de la Independencia" que lleva fecha del 6 de agosto de 1825, en honor a la Batalla de Junín ganada por Simón Bolívar.[33] La independencia fue declarada por 7 representantes de Charcas, 14 de Potosí, 12 por La Paz, 13 por Cochabamba y 2 por Santa Cruz. El acta de independencia, redactada por el presidente del Congreso, José Mariano Serrano, en su parte expositiva dice en tono vibrante:
El mundo sabe que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el ara donde vertió la primera sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos. Los departamentos del Alto Perú, añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la tierra entera, que sus resolución irrevocable es gobernarse por sí mismos.[34]

[editar] El nacimiento de Bolivia

El Mariscal Sucre es el redentor de los hijos del Sol.
Mediante un decreto se determinó que el nuevo estado llevaría el nombre de "Bolívar", en homenaje al Libertador, quien a la vez fue designado "Padre de la República y Jefe Supremo del Estado". Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación de la Presidencia de la República, para cuyo cargo designó al Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Pasado un tiempo se volvió a debatir el nombre de la joven nación, y un diputado potosino llamado Manuel Martín Cruz, dijo que al igual que Rómulo viene Roma de Bolívar vendrá Bolivia.
"Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia".
Bolívar al enterarse de esta noticia se sintió halagado con la joven nación. Bolívar hasta ese momento no aceptaba de buen grado la independencia de Bolivia, debido a que le preocupaba su futuro, debido a que la situación geográfica de Bolivia la sitúa en el centro América del sur, y esto según Bolívar supondría que sería una nación acosada y que afrontaría futuras guerras, cuestiones que curiosamente se cumplieron. Bolívar deseaba que Bolivia formara parte de otra nación preferentemente Perú, pero lo que le convenció profundamente fue la actitud de las masas populares. El 18 de agosto, a su llegada a La Paz hubo una manifestación de regocijo popular. La misma escena se repitió cuando el Libertador llego a Oruro, después a Potosí y finalmente a Chuquisaca. Esta expresión tan ferviente de la población, conmovió a Bolívar, quien llamó su "Hija Predilecta" a la nueva Nación.

[editar] Guerra de la Gran Colombia con el Perú

La Guerra Gran Colombo-Peruana (1828-1829) fue un conflicto armado que enfrentó a la República de Gran Colombia contra la República del Perú por el dominio de Quito (hoy Ecuador) y otras zonas reclamadas por Perú. Se inició con la Invasión peruana de Bolivia y culmino favorable a los grancolombianos en la decisiva Batalla de Tarqui.[35] Las relaciones con el Perú habían sido tirantes desde principios de 1827 cuando una revuelta en Lima derrocó al régimen establecido allí por Simón Bolívar antes de su regreso a casa.[36] El nuevo gobierno peruano también había fomentado la "Tercera División" en su incursión al Ecuador, y Simón Bolívar estaba convencido de que el Perú estaba dispuesto a promover problemas, con el preciso objetivo de anexarse la República de Bolivia, Guayaquil y posiblemente, más territorio ecuatoriano. Existían también desacuerdos concretos en cuanto a cuestiones fronterizas entre los dos países, algunas deudas contraídas por Perú con la Gran Colombia en la ayuda dada para la lucha común contra España y también sobre otros puntos. Ambos países iniciaron hostilidades a fines de 1828. Perú logró capturar Guayaquil, pero el mayor enfrentamiento del conflicto fue la Batalla del Portete de Tarqui, en la altiplanicie del sur de Ecuador, en febrero de 1829. Esta batalla la ganaron los grancolombianos comandados por el Mariscal Antonio José de Sucre.[37]

[editar] La batalla de Tarqui

La Batalla del Portete de Tarqui se libró el 27 de febrero de 1829 en el llamado Portete de Tarqui, a pocos kilómetros de Cuenca en Ecuador, entre tropas de la Gran Colombia, comandadas por Antonio José de Sucre, y tropas peruanas comandadas por José de La Mar. Tras la independencia definitiva del Perú, el país estaba en buena parte bajo el protectorado de la Gran Colombia por órdenes de Simón Bolívar, que controlaba estrechamente sus asuntos. Además, todavía estaba acantonada en Lima la 3ª División del ejército Grancolombiano que había colaborado en la independencia. Bolívar hubo de abandonar Lima en 1826, para intentar solucionar los graves problemas que se planteaban en la Gran Colombia.[38] Este hecho fue aprovechado por destacados miembros del gobierno y el ejército peruano para eliminar la influencia colombiana, y poder incluir dentro del territorio nacional a la nueva República de Bolivia (el antiguo Alto Perú), así como el departamento colombiano de Azuay (correspondiente a la actual parte meridional del Ecuador, con capital en Cuenca), y la ciudad de Guayaquil, donde una parte influyente de la burguesía apoyaba la incorporación al Perú. En junio de 1827 las elecciones legislativas proclamaron presidente del Perú al general José de La Mar que, residiendo inicialmente en Guayaquil, tenía fuertes intereses comerciales.[39] La Mar organizó dos ejércitos, uno que se dirigió a Bolivia y otro hacia el actual Ecuador. Las negociaciones diplomáticas con Bolívar fracasaron, y en julio de 1828 comenzó oficialmente la guerra. El 28 de noviembre de 1828 La Mar penetró en territorio grancolombiano y ocupó todo el departamento de Azuay, La Mar ocupó también Guayaquil, evacuada por el general grancolombiano Juan Illingworth a la espera de refuerzos.[40]
Monumento a Antonio José de Sucre en el Panteón Nacional de Venezuela.
Ante la situación el Mariscal Sucre, entonces ya de vuelta a Quito tras renunciar a la presidencia boliviana, concentro el ejército del Sur de la Gran Colombia cerca de Cuenca para presionar a las tropas peruanas, que el 10 de febrero de 1829 habían ocupado Cuenca. Después de un breve encuentro cerca de la población de Saraguro, donde la vanguardia grancolombiana derrotó a un destacamento peruano, el 27 de febrero tuvo lugar el encuentro principal entre los dos ejércitos. Al ejército peruano lo integraban 8.000 soldados y al Grancolombiano tan sólo 4.200. El combate duró media hora en el Portete de Tarqui, donde se cubrió de gloria el ejército colombiano, el 27 de febrero de 1829.[41] La victoria grancolombiana se debió en buena parte al enfrentamiento por separado contra cada batallón del ejército peruano, que en ningún momento actuó de forma unitaria y dejó sus batallones aislados los unos de los otros. El resultado de la batalla obligó a La Mar a aceptar las condiciones de Sucre, establecidas en el Tratado de Girón.[42]

[editar] La capitulación de Tarqui

Los objetivos del General Peruano, fueron la anexión del Departamento de Guayaquil y el Departamento de Azuay a la República del Perú por medio de un bloqueo naval de Guayaquil, invasión y conquista del Distrito del Sur de la Gran Colombia. Ante la invasión del ejército peruano, el Mariscal Gran Colombiano Sucre se aprestó a combatir, deseando hasta el último conseguir por medios pacíficos el arreglo limítrofe. Sus gestiones no tuvieron resultados favorables debido a que el General de Perú La Mar no aceptó en ningún momento tales proposiciones. Cuando fue derrotado en la Batalla del Portete de Tarqui por el Mariscal Sucre. La Mar firmo el Tratado de Girón el 28 de febrero, pero lo violó al no desocupar Guayaquil aduciendo para esto que el Tratado celebrado no era válido, ya que sólo al Congreso le tocaba decidir. El Tratado de Guayaquil que fue firmado el 22 de septiembre de 1829 trato de arreglar los puntos pendientes del Tratado de Girón sin éxito completo. El Tratado de Girón, contenía los siguientes puntos:
  • 1º El ejército invasor deberá desocupar todos los territorios del Estado de Quito.
  • 2º En el Tratado definitivo que deberá celebrase en Guayaquil, se resolverán todos los reclamos de la Gran Colombia.
  • 3º Para los asuntos limítrofes, se tomará como base el principio del UTIS POSSIDETIS JURIS de 1809.

[editar] La Gran Colombia

Después de que Sucre acudiera en ayuda de la Gran Colombia, invadida por el peruano nacido en Cuenca, Ecuador, José de la Mar, a quien derrotara en la Batalla del Portete de Tarqui y tras la firma del tratado de Piura, marchó a Bogotá en un momento en que la Gran Colombia se encontraba ya en proceso de desintegración, fundamentalmente por movimientos separatistas como el de la Cosiata en su natal Venezuela.[43] En la reforma constitucional de 1830 en la Gran Colombia, sus enemigos logran poner la norma que para ser presidente o vicepresidente se debían tener 40 años (Sucre tenía 35). Y también es muy probable que esto haya sido la causa de su asesinato. Con Sucre vivo, continuaría la visión política de Bolívar y la unidad de la Gran Colombia. Simón Bolívar, el cual describió la grandeza de Sucre con una biografía en la cual quedan plasmadas citas como ésta:
Mapa de la Gran Colombia. El Mariscal Sucre compartía la visión política de Bolívar y la unidad de la "Patria Grande".
El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada.[44]

[editar] Última carta a Bolívar

Escrita en Bogotá el 8 de mayo de 1830:
"El dolor de la más penosa despedida. No son palabras las que pueden fácilmente explicar los sentimientos de mi alma respecto a Vd.: Vd. los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Vd. me conservará siempre el aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. Adiós, mi general, reciba Vd. por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de Vd. Sea Vd. feliz en todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y apasionado amigo".

[editar] Últimos días


"La muerte de Sucre en Berruecos". Óleo sobre tela de Arturo Michelena.
Sucre era conocido en el ejército con los apodos de “Mulei” o “Mulengue”, alusión que hizo el general Luis Urdaneta, cuando escribe a Juan José Flores desde Tocaima 19 días antes del asesinato: “... A García, el diputado por Cuenca, le instruí de todo lo que debía decir a Ud. y ahora le añado que es preciso que Ud. redoble su vigilancia con el M...” Tres días antes del crimen, el periódico "El Demócrata" de Bogotá publicó el siguiente artículo: “Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran también que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...” Como se ve, el asesinato de Sucre fue como una “Crónica de una muerte anunciada”, ya que el mismo fue planificado y ejecutado en las Montañas de Berruecos, cerca de Pasto el 4 de junio de 1830 con alevosía, ensañamiento, ventaja y premeditación, allí permaneció su cadáver por más de 24 horas hasta que los pobladores de las localidades cercanas le dieran cristiana sepultura. Si el mariscal se hubiese ido por Buenaventura, allí lo esperaba el general Pedro Murgueitio para darle muerte; si optaba por la vía de Panamá lo acechaba el general Tomás Herrera, y desde Neiva lo vigilaba el general José Hilario López. El Libertador, que rara vez se equivocaba en sus sentencias, exclamó: “...Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío...” Bolívar que estaba enfermo en la costa del Atlántico, al conocer el luctuoso suceso, exclamó: "¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida".
Durante mucho tiempo se corrió la noticia que fue el general Juan José Flores, compatriota y compañero de gestas independentistas quien había ideado el crimen, debido a la simpatía del pueblo quiteño al Mariscal y la posibilidad de éste, al radicarse en Quito con su esposa, la quiteña Mariana de Carcelén (Marquesa de Solanda y de Villarocha) y su hija, de convertirse en el primer presidente del Ecuador – como ocupó las presidencias de Bolivia y Perú –, cargo que ocupó Flores desde 1830.El Libertador Simón Bolívar le escribe una carta a la viuda del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, doña Mariana Carcelén, agradeciéndole el ofrecimiento de conservar la espada de su esposo el 5 de noviembre de 1830. De esta manera la Marquesa de Solanda cumplió con una de las cláusulas del testamento de Sucre, sin embargo Bolívar en su propio testamento ordenó que la espada del prócer cumanés fuese devuelta a su esposa Doña Mariana Carcelén. Los restos mortales del Mariscal Sucre fueron llevados a Quito por su esposa, la marquesa de Solanda, y mantenidos en secreto en el Palacio de El Deán, una propiedad familiar ubicada en el Valle de los Chillos, en las afueras de Quito. En 1832 y cumpliendo la voluntad de Sucre, que deseaba ser enterrado en la capital ecuatoriana, son depositados en secreto en el Convento del Carmen Bajo. En 1900, durante la presidencia del general Eloy Alfaro, fueron llevados a la Catedral Metropolitana de Quito, donde ocupa una capilla. Una anciana religiosa, que había escuchado de sus antecesoras la historia, relató al arzobispo de Quito, Federico Gonzáles Suárez, que la Marquesa de Solanda visitaba siempre el altar en donde fueron colocados los restos. Alertado el Gobierno, una junta médica reconoció el esqueleto encontrado, y lo identificó por las heridas de bala en el cráneo y en brazo, producto del crimen de Berruecos y la revuelta en Bolivia. (Sin embargo no existe consenso respecto al paradero de los restos del Gran Mariscal ya que a inicios del siglo XX , la primera mujer que ingresó a la Academia de Historia de Venezuela,Lucila Luciani afirmó en "Maravillosa historia de unos restos" la imposibilidad de que los restos del gran mariscal Antonio José Sucre estuvieran en Ecuador y desglosa una serie de argumentos para afirmar que los restos aun estarían en Colombia)
El catafalco que contiene los restos del Gran Mariscal, está hecho de andesita del volcán Pichincha, y el mausoleo está decorado con alegorías de la Independencia, La Libertad y la Victoria. El Gobierno venezolano donó una réplica de la espada del Libertador, que se encuentra en la pared del mausoleo. Periódicamente, la Guardia de Granaderos de Tarqui, que custodia el cercano Palacio de Gobierno, rinde honores al héroe.
Se ha planteado repatriar sus restos a su patria, Venezuela, para ser colocado en altar que para él está diseñado en el Panteón Nacional, en Caracas. En su honor fue bautizada una ciudad de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en Venezuela, un departamento de Colombia, el aeropuerto internacional y varios barrios de la ciudad de Quito y la moneda antigua del Ecuador.

Predecesor:
Simón Bolívar Palacios
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Presidente de Bolivia
1825 - 1828
Sucesor:
José María Pérez de Urdininea
Predecesor:
José de la Riva Agüero
Escudo nacional del Perú.svg
Presidente del Perú
1823 - 1823
Sucesor:
José Bernardo de Torre Tagle